domingo, 31 de marzo de 2013

ÉRASE UNA VEZ .........

Os vamos a contar una pequeña historia, llena de muchas emociones y que os quiere describir las sensaciones que experimentamos en nuestras visitas a la residencia SAVIA.

 

Ese día cogimos el autobùs, como siempre, pero algo parecía distinto. Nos invadió una sensación nueva, como si la visita fuese a ser más plácida. Al llegar, como siempre, nos recibió Teresa, la psicóloga, con su sonrisa y sus palabras de aliento. Lo primero que nos dijo es que todo el mundo nos estaba esperando impaciente en la sala principal. Ese día ibamos a trabajar, codo con codo, con los residentes que tutoramos cada uno e ibamos a acabar la mañana dulcemente. 

 

 

Tras la reunión, nos condujo a la sala principal y, era verdad, estaba llena de residentes que nos estaban aguardando con su sonrisa y su agradable impaciencia. Una vez localizamos a nuestros "abuelitos" asignados, nos dispusieron en sendas salas, sentados dos alumnos con dos o tres residentes, alrededor de una mesa.

 

 

                     Nos dijeron que había que ponerse unos guantes de latex.Cada uno de nosotros tuvo que ayudar a su tutorado/a, pues algunos de ellos se resistían y había que explicarles por qué debían de hacerlo. Todo era muy gracioso, pues hay gente que te cuenta muchas cosas, sobre todo las mujeres: cuándo ellas cocinaban, cómo cocinaban y que les gustaba cocinar magdalenas, galletas, pasteles, etc. Los hombres, por su edad, solían ser los que se lo comían.   Y así fue como entre todos, ese magnífico día, hicimos magdalenas, ¡sí! habéis oido bien, magdalenas.

 Nosotros les ayudamos a verter la masa previamente preparada en la cocina en los moldes, no sin "regañar" a algún o alguna residente para que no se comiesen la masa, y después se las llevaron a la cocina para hornearlas, porque esto no acaba aquí.






 ¿Qué ocurrió después? 
Pues que había que decorar cada una de las deliciosas magdalenas, ¿con qué pensáis que lo hicimos?, ¿Lo adivináis?
Venga os damos una pista, mirad la siguiente foto y decidid:


¡Qué! Ya sabéis cuál era el ingrediente secreto. Pues sí, lo habéis adivinado se trataba de chocolate blanco y negro fundido. No os podéis imaginar cómo reaccionamos todos al ver tanto dulce. La verdad es que acabamos nosotros y nuestros tutorados relamiéndonos los dedos. La verdad es que hasta el momento esaba siendo una actividad muy "dulce". Pero esto todavía no había acabado. ¿Qué más podía pasar? a parte de trabajar y ayudar a nuestros tutorados. Pues ....


Sí, os lo podéis imaginar.








 Nosotros nos comimos una magdalena. La verdad es que no pudimos resistirnos. Nuestros tutorados, aquéllos que no tenían ningún problema de salud, también y muy a gusto que lo hicieron.

Al final, nos felicitamos todos. Como siempre, ayudamos al staff de la residencia a recoger todo: mesas, moldes, limpiar las mesas, etc. y nos despedimos de ellos con un HASTA LUEGO. De ellos siempre obtuvimos la misma respuesta: "os esperamos, venid lo más pronto posible. Muchas gracias. Nos dáis vida"
Teresa nos volvió a felicitar y nos emplazó a que nosotros fuesemos los próximos en diseñar una nueva actividad intergeneracional. y así se lo prometimos.
Cuando volvimos a subir al autobús sentimos que esa sensación que habíamos sentido a la ida, nos invadía completamente ahora. MUCHAS GRACIAS.


Alumnas y alumnos del CAS del Colegio El Plantío ISV

No hay comentarios:

Publicar un comentario